Inteligencia artificial aplicada a la dermofarmacia para mejorar la experiencia del paciente

La irrupción de la inteligencia artificial y la realidad aumentada implicará un cambio de paradigma en el consejo de los productos dermatológicos. Actualmente, el farmacéutico utiliza aparatos que analizan la piel a partir de parámetros como la hidratación, elasticidad, pigmentación, grasa, pH, pérdida de agua y temperatura. A partir de su experiencia, el profesional sanitario puede determinar los productos más adecuados para el cuidado de la piel del paciente.

Este protocolo de trabajo puede acabar desbancado por la aparición de nuevas tecnologías basadas en el aprendizaje automático. Básicamente, este sistema consiste en un software que incluye millones de imágenes de rostros con la descripción de los parámetros. Cuando una parte del rostro de nuestro paciente coincide con una de las fotografías de la base de datos, se le asigna una etiqueta con la descripción.

Posteriormente, este mismo software estudia las patologías del rostro. A partir de una base de datos con los productos de dermofarmacia que hay en stock y las patologías, realiza un cruce de información para redactar una pauta de aquellos productos concretos que debe utilizar el paciente para el cuidado de su piel.

Actualmente, existen dos tipos de instrumentos que consiguen este resultado: el espejo inteligente y el aparato de análisis facial integral. El primero tiene la forma de espejo de mesa, mientras que el segundo es más grande y tiene un orificio para meter el rostro. Los dos aparatos incorporan un software que les permite comparar la piel del cliente con todas las imágenes de su base de datos.

La utilización de este sistema supone una revolución en el consejo farmacéutico. En el caso de espejo inteligente se elabora un mapa del rostro, se estudian diferentes parámetros y, además, se compara con millones de caras de diferentes etnias y de ambos sexos. Después de unos 20 segundos de cálculo, la computadora divide el rostro como si fuera un semáforo, donde las zonas de la piel señaladas con un círculo de color rojo indican un mayor riego de presentar una patología.

Para el paciente que acude a la farmacia, este sistema supone una experiencia menos estática que la actual. La persona que se sitúa delante del espejo puede observar el análisis de su piel de una manera muy gráfica, un aspecto que ayuda a entender la necesidad de cuidar determinadas áreas del rostro. No obstante, el farmacéutico debe acompañar toda esta explicación para que el paciente entienda la valoración del estado de su piel.

En todo caso, el personal de la oficina de farmacia siempre debe estar al lado del paciente durante este proceso. No solo para valorar el estado de su piel, sino también para validar que los productos aconsejados por el software sean los más adecuados. No se trata de ofrecer únicamente los productos que indica el ordenador a partir de la base de datos, ya que también se puede ampliar la oferta con otros productos complementarios.

Aumentar la experiencia del cliente

Cada día nos miramos decenas de veces en un espejo, pero curiosamente la mayoría de pacientes de la oficina farmacia desconocen su tipo de piel. Por esta razón, ver la imagen del rostro desde una perspectiva más clínica puede suponer una experiencia muy interesante. En todo este proceso el farmacéutico tiene un papel fundamental, ya que tiene la misión de explicar de una forma didáctica los resultados que ofrece la máquina.

A diferencia de los aparatos tradicionales, aquí el farmacéutico tiene un aliado para ampliar sus técnicas de consejo. Por esta razón es importante que desde la oficina de farmacia se haga un seguimiento del paciente. La elaboración de una ficha con los parámetros medidos por la máquina, los productos aconsejados y aquellos que finalmente se han vendido pueden proporcionar una información muy valiosa para los futuros consejos.

Francesc Arcas Ruscalleda

Farmacéutico especializado en Big Data e Inteligencia Artificial

Fecha de la última modificación: 25/01/2023