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La farmacia, además de un establecimiento sanitario donde desarrollamos nuestra profesión, se puede considerar también un activo financiero y, como tal, susceptible de negociación y evaluación económica.
Es como un paquete de acciones que hemos ido acumulando, o que heredamos de nuestros padres, que requería que en algún momento nos parásemos a pensar si se trata de un buen negocio y hasta qué punto nos interesa la fidelidad a la inversión realizada, no solo económica, sino también de nuestro esfuerzo durante años.
La idea de vender, trasladarnos o comprar una nueva farmacia seguro que se nos ha pasado muchas veces por la cabeza, pero tenemos muchas ataduras para actuar: una clientela fiel, una distancia aceptable a nuestro entorno familiar, un equipo experto y muy motivado… Son algunas de las razones con las que apoyamos mantener las cosas como están, aunque tengamos la conciencia de las limitaciones económicas o los sacrificios personales a que nos obliga. Todo esto se debe a que casi nunca abordamos esta cuestión como si se tratara de la inversión en un activo financiero.
Aperturas, cierres y traslados
Aunque no hay estadísticas de las compraventas de farmacias, sí las hay de las nuevas aperturas y traslados. El Consejo General publica todos los años la estadística del número de farmacias abiertas, cerradas y trasladadas. En su informe sobre el año 2017 se detalla que las nuevas aperturas fueron ese año 104, los cierres 26 y los traslados 125.
Precisamente la cifra de traslados, sobre el total de las farmacias, deja claro que esta opción es muy poco utilizada por los titulares supuestamente para mejorar su situación. Ello también puede deberse a los condicionantes para el traslado que imponen las respectivas leyes de ordenación, ya que el traslado dentro del municipio o la zona farmacéutica, presenta siempre dificultades, ya que hay que guardar las distancias con el resto de las farmacias establecidas y afrontar nuevas inversiones.
Valor de nuestra farmacia
En esto, seguro que hemos reflexionado en muchas ocasiones. ¿Cuánto vale ahora mi farmacia? es una pregunta que nos hemos hecho más de una vez, sobre todo cuando se ha anunciado algún cambio regulatorio o que afecta a la economía de las farmacias.
Antes del año 2000 era frecuente valorar las farmacias por un coeficiente multiplicador de las ventas, y la razón era que todas las farmacias presentaban un comportamiento uniforme en cuanto a los márgenes. Ahora esto ya no es posible porque las farmacias muy dependientes de la venta de recetas al Sistema Nacional de Salud, presentan un menor margen que las que tienen un porcentaje alto de ventas de productos de Consumer Health o fuera del sistema.
Ahora las farmacias se valoran por su rentabilidad sin olvidar los elementos que pueden conformar un mayor desarrollo futuro. Incluso han aparecido aplicaciones on-line que calculan bastante bien la valoración de la farmacia teniendo en cuenta muchos factores de ubicación, recursos humanos y, sobre todo composición de las ventas.
Valorar la farmacia como un activo financiero
Ahora al inicio del año puede ser un buen momento para hacer una reflexión sobre el activo financiero que es nuestra farmacia y plantearse –aunque sea desde un punto de vista exclusivamente teórico- la compra, la venta, el traslado o, simplemente, mantener el activo y tratar de mejorar la rentabilidad.
Hacer esta reflexión, al menos una vez al año, puede elevar nuestro nivel de satisfacción, o llevarnos a tomar decisiones que pueden condicionar un mejor futuro profesional y económico, incluso si la decisión es solamente mejorar nuestra gestión para conseguir unos mejores resultados económicos, y revalorizar el activo financiero que es nuestra farmacia.
Dr. Enrique Granda
Farmacéutico
Colegiado 4.356 por el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid (COF Madrid).
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