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Por el contrario, cuando se adopta una actitud negativa, nuestra capacidad de aportar ideas nuevas, nuestras ganas de conseguir «buen rollo», prácticamente desaparecen. La negatividad se apodera de nosotros. Pasamos la mayor parte del tiempo pensando lo mucho que nos disgusta el trabajo, los compañeros, los jefes, la empresa… en lugar de buscar nuevas formas de mejorar la satisfacción laboral.
También en el mostrador es muy importante la imagen y la actitud que tenemos. Debemos ser muy conscientes de cómo nos ven y nos perciben nuestros clientes. Si no tenemos una buena actitud en mostrador, nos encontraremos con clientes desagradables, con malas caras y exigencias… no es casual. Es el resultado de nuestra mala actitud hacia ellos. Por tanto, somos nosotros mismos los que provocamos la mala educación de nuestros clientes.
En muchas ocasiones descuidamos los pequeños detalles personales «agobiados» por el trabajo y la rutina, entrando de forma inconsciente en la negatividad. Algunos ejemplos de actitudes negativas son:
- Apoyarnos en el mostrador.
- No mirar a los ojos cuando se recibe al cliente.
- Hablar al compañero al mismo tiempo que estás dispensando.
- Mirar o coger el móvil en el mostrador.
- Comer o mascar chicle.
- Cruzarnos de brazos para recibir al cliente.
- No utilizar un tono de voz agradable.
- Llevar el uniforme descosido, manchado o arrugado.
Recuerda que la actitud que tengamos ante las personas y las situaciones es la que hará que la respuesta de éstas hacia nosotros sea positiva o negativa. Es una buena razón para adoptar siempre una actitud positiva. De esta forma conseguirás mejorar tu experiencia laboral. (lo que equivale a estar más contento en el trabajo).
Cambia a una actitud positiva en 3 pasos
– Primer paso: Detecta cuáles son los puntos que generan esa actitud laboral negativa y enfréntalos. Es importante que los resuelvas para poder evolucionar y presentarte cada día con mejor cara.
Deja de centrarte en lo negativo de tu jornada, céntrate en lo bueno que ha surgido. Por ejemplo ¿a cuántas personas has ayudado? Intenta restar importancia a lo que consideras «malo». Son los pequeños detalles del día a día los que van consiguiendo poco a poco una actitud positiva en el trabajo
– Segundo paso: Da una imagen de profesionalidad, educación, limpia, servicial.
Detrás del mostrador recibe al cliente siempre con una sonrisa, aunque tengas un mal día y lleves 12 horas trabajando, el cliente seguro que tiene un problema mayor que el tuyo y agradecerá tu sonrisa. No olvides despedirte con un mensaje positivo, del tipo “que tenga un buen día”, “que se mejore”…
– Tercer paso: Creer en ti y en tus capacidades, en que eres bueno en tu profesión y en que eres alguien apto y que tienes un trabajo privilegiado dónde puedes ayudar cada día a personas que lo necesitan.
La autoconfianza te permite enfrentar con otra cara tus labores diarias y conflictos. Se trata de conseguir que acabes el día cumpliendo tu meta. ¿Por qué no ser más feliz?
Carmen Fernández
Farmacéutica y Fundadora de Coach Farmacia
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